Aspectos demográficos 2009
6 Hogares, jefatura y arreglos residenciales
La postergación de la edad a la primera unión, la creciente incidencia de las rupturas conyugales y la persistencia de niveles de fecundidad por debajo del nivel de reemplazo generacional, son algunos de los cambios sociodemográficos que inciden en la composición de los hogares.
6.1 Tipo de hogar según zona y dominio
Según las relaciones de parentesco con el jefe del hogar, es decir, el vínculo de sus integrantes, y la presencia o no de ambos cónyuges del núcleo conyugal del jefe, se definen los diferentes tipos de hogar. Se distinguen dos grandes grupos de hogares: los no familiares (no existen relaciones de parentesco entre sus miembros) y los familiares (existen relaciones de parentesco entre sus miembros). Entre los primeros se incluyen hogares unipersonales y multipersonales no familiares. Por su parte, dentro de los familiares, se reconocen los hogares nucleares (la pareja con o sin hijos solteros), los hogares extendidos (el jefe o la pareja -con hijos o no- y otros familiares) y los hogares compuestos en los que se encuentran, además, otros miembros no familiares. Además, teniendo en cuenta su composición, el núcleo conyugal del jefe del hogar (también llamado primario) se clasifica en completo (ambos cónyuges están presentes) y monoparental o incompleto (sólo está presente uno de los cónyuges con sus hijos solteros). Para minimizar los errores de muestreo, en esta publicación, se unieron, en una misma categoría, los hogares extendidos y los compuestos, si bien se distingue en ellos la presencia del núcleo conyugal primario (completo, incompleto o sin núcleo).
La distribución porcentual de los hogares por tipo de hogar (Cuadro 34) evidencia el predominio de los hogares nucleares completos (46,3%). También son representativos los hogares unipersonales (29%) y los extendidos y compuestos (13,3%), siendo mínima la presencia de los hogares multipersonales no familiares (1%) y la de los hogares extendidos y compuestos de núcleo incompleto (1,8%).
Cuadro 34 Distribución porcentual de los hogares por tipo de hogar según zona y según dominio. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
La distribución por zona exhibe algunas particularidades. Los hogares nucleares predominan en todos los espacios geográficos; sin embargo, en las Zonas A y B su participación es menor (5 de cada 10 hogares) que en las restantes. Estas zonas, a su vez, presentan las mayores proporciones de hogares unipersonales. En cambio, la mayor proporción de hogares extendidos y compuestos corresponde a la Zona C (Gráfico 20).
Gráfico 20 Distribución porcentual de los hogares por tipo de hogar según zona. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
Las diferencias son más notorias aún si se observa la distribución porcentual por dominio (Gráfico 21). En el dominio Villa prevalecen los hogares nucleares (73,1%) y extendidos y compuestos (23%), ambos con altos pesos relativos de núcleos incompletos; en el dominio Inquilinato, hotel-pensión y casa tomada, la tercera parte de los hogares son unipersonales (32,6%); el dominio Resto, por su representatividad en la Ciudad, presenta una composición similar a la del total de ésta.
Gráfico 21 Distribución porcentual de los hogares por tipo de hogar según dominio. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
6.2 Tamaño de los hogares según zona y dominio
Cuando se analiza la distribución porcentual de los hogares por cantidad de personas en el hogar y el tamaño medio del mismo (Cuadro 35) se observa que al 59,7% de los hogares de la Ciudad lo constituyen menos de 3 personas, el 31,4% de los hogares está conformado por 3 ó 4 personas y sólo el 9% agrupa a 5 o más personas. De allí, que el tamaño medio de los hogares de la Ciudad sea 2,5 personas por hogar.
Cuadro 35 Distribución porcentual de los hogares por cantidad de personas en el hogar y tamaño medio del hogar según zona y según dominio. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
Según zona se advierten distintas situaciones. En las zonas del norte, este y centro de la Ciudad se concentran los hogares con menos de 3 personas; por lo tanto, tienen los menores tamaños medios (2,3, 2,3 y 2,5 personas por hogar, respectivamente). El 19% de los hogares de la zona sur reúne 5 o más personas y eleva, en consecuencia, el promedio a 3,1 personas. En una situación intermedia se encuentran la zona oeste, donde el promedio de personas por hogar llega a 2,7.
En la distribución según dominio las diferencias son aún más marcadas. El dominio Villa presenta el mayor tamaño medio (4,4 personas por hogar), el 40% de sus hogares contiene 5 o más personas. El tamaño medio de los hogares de los otros dos dominios es similar al correspondiente al total de la Ciudad, pero registran distinta composición: en Inquilinato, hotel-pensión y casa tomada prevalecen los hogares compuestos por una sola persona (32,6%), y en el dominio Resto las participaciones porcentuales de los hogares con 1 y 2 personas son similares.
6.3 Características de la jefatura de hogar
En primer lugar se analiza la composición de los jefes según sexo y grupo etario. En el Cuadro 36 se aprecia que la composición por sexo de los jefes de hogar de la Ciudad se traduce en un índice de masculinidad de 154,2 jefes varones por cada 100 jefas mujeres. Al observar la distribución por grupo de edad se destaca que más de la mitad de los jefes tiene 50 años o más.
Cuadro 36 Distribución porcentual e índice de masculinidad de los jefes de hogar por grupo de edad. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
El índice de masculinidad en la jefatura de hogar asume los mayores valores en los grupos de edad centrales (30 a 49 años), mientras que el menor corresponde a los que superan los 59 años. La reducción progresiva de la jefatura de hogar masculina a partir de los 50 años tiene relación con los cambios que se producen en la situación conyugal. A partir de los 45 años comienzan a hacerse más frecuentes las disoluciones de las uniones, y la importancia de la viudez aumenta a partir de los 60 años. La menor reincidencia y la mayor longevidad femenina, influyen en la reducción sucesiva del índice de masculinidad de los jefes de hogar a partir de los 50 años.
En la distribución por sexo de los jefes según zona (Cuadro 37), se hace evidente la mayoría masculina en todas ellas, si bien en los hogares de las Zonas B y C (este y sur) la proporción de mujeres (Gráfico 22) supera al promedio de la Ciudad (39,3%). En la correspondiente distribución según dominio, se mantiene la prevalencia masculina señalada para las zonas, notándose una leve superioridad en el porcentaje de varones en Villa respecto de los otros dos dominios de análisis.
Cuadro 37 Distribución porcentual de los jefes de hogar por sexo según zona y según dominio. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
Gráfico 22 Distribución porcentual de los jefes de hogar por sexo según zona. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
El Cuadro 38 muestra la distribución porcentual de los jefes de hogar por grupo etario según zona y dominio. Las Zonas B y A (este y norte) presentan la jefatura más joven: altas proporciones de jefes de hogar menores de 30 años. Por su parte, la jefatura de hogar de la Zona D es la más envejecida: el 63,6% de sus jefes tiene 50 años y más.
Asimismo, se aprecia que los dominios Inquilinato, hotel-pensión y casa tomada y Villa, ostentan las jefaturas de hogar más jóvenes: cerca de la mitad de los jefes tiene menos de 40 años. Por su parte, en el dominio Resto, que contiene la mayoría de los hogares, la jefatura de hogar es más envejecida y muy similar al promedio de la Ciudad.
Cuadro 38 Distribución porcentual de los jefes de hogar por grupo de edad según zona y según dominio. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
La composición de los jefes de hogar por sexo según tipo de hogar (Cuadro 39), refleja la superioridad de la jefatura masculina en los hogares nucleares completos y extendidos y compuestos completos; las jefas mujeres son mayoría en el mismo tipo de hogares pero núcleo incompleto o sin núcleo y en los unipersonales.
Cuadro 39 Distribución porcentual de los jefes de hogar por sexo según tipo de hogar. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
La comparación del ingreso per cápita familiar según sexo del jefe de hogar y tipo de hogar permite apreciar la mayor vulnerabilidad de la jefatura de hogar femenina (Cuadro 40). En el total de los hogares, el IPCF de los de jefatura femenina representa el 77% del IPCF de los que tienen jefatura masculina. La brecha entre los IPCF por sexo del jefe de hogar casi se triplica para los hogares unipersonales (65%) y en los nucleares monoparentales (64,5%). Para estos últimos el IPCF de los hogares asciende a $ 1.965,6 cuando la jefatura es masculina y sólo a $ 1.268 al ser cabeza de familia, la mujer.
Cuadro 40 Ingreso per cápita familiar (pesos) por sexo del jefe de hogar según tipo de hogar. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
6.4 Ciclo de vida familiar
El concepto de etapas del ciclo de vida familiar se refiere a las distintas fases por las que pueden transitar los hogares de tipo familiar. El sistema clasificatorio (véase recuadro) se aplicó a los hogares nucleares completos, que representan el 46,3% del total de hogares de la Ciudad; por lo tanto excluye a los hogares extendidos y compuestos, a los nucleares monoparentales y a los hogares sin núcleo conyugal.
Cerca de un tercio de los hogares nucleares completos corresponde a parejas mayores sin hijos (Cuadro 41), es decir, en las que la mujer tiene 40 años o más y ningún hijo convive en el hogar. Le siguen, en orden de importancia, las etapas de consolidación (17,7%) y de salida (16,4%). Las parejas jóvenes sin hijos y las etapas de expansión e inicio de la familia presentan las menores proporciones. Esto se relaciona con los cambios en la formación de la familia (incremento de la edad a la primera unión y aumento de las separaciones y divorcios), con el descenso de la fecundidad y con el corrimiento de la edad de la mujer al tener su primer hijo.
Cuadro 41 Distribución porcentual de los hogares nucleares completos por etapa del ciclo de vida familiar y sexo del jefe de hogar. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
Sólo el 11,8% de los hogares nucleares completos tiene jefatura femenina, destacándose el peso relativo más elevado de la etapa pareja mayor sin hijos. Es decir, el 3,8% de los hogares nucleares completos son parejas mayores sin hijos que tienen jefas mujeres de 40 años o más.
Es conocida la vinculación de la familia con los procesos de desigualdad social: el tipo de familia al que pertenece la población condiciona sus posibilidades de bienestar. El ingreso per cápita familiar (IPCF) según la etapa del ciclo de vida familiar, es un modo de mostrar esta situación.
En las etapas de expansión, de consolidación y de inicio de la familia, cuando los únicos proveedores son los padres y los hijos son menores de 19 años, el IPCF de los hogares nucleares completos asume los valores menores; se incrementa en las parejas jóvenes o mayores sin hijos y en la etapa de salida, en las que también puede/n ser aportante/s el/los hijo/s que convive/n en el hogar (Cuadro 42).
Cuadro 42 Ingreso per cápita familiar (pesos) de los hogares nucleares completos por etapa del ciclo de vida familiar. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
Para ampliar el análisis se presenta la distribución de los hogares según quintiles de ingresos per cápita familiar (Cuadro 43). Las parejas jóvenes sin hijos casi en su totalidad se concentran en los quintiles más ricos. También son elevados los porcentajes de participación de las parejas mayores sin hijos y las que se encuentran en la etapa de salida, en dichos quintiles (3º a 5º). Por el contrario, en los quintiles más pobres (1º y 2º), son las familias de las etapas de expansión y consolidación las que registran las más altas proporciones. Por último, las familias que se encuentran en la etapa de inicio se distribuyen en forma equilibrada entre los dos grupos de quintiles.
Cuadro 43 Distribución porcentual de los hogares nucleares completos por grupo de quintiles de ingreso per cápita familiar según etapa del ciclo de vida familiar. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
6.5 Familias ensambladas
En los últimos años los aumentos de las rupturas de uniones y de la reincidencia conyugal introdujeron complejidad en la constitución de la familia. La reincidencia de cónyuges con hijos de uniones anteriores que conviven en la nueva unión incorpora una nueva formación familiar que se ha dado en llamar familia ensamblada, definida por la presencia de al menos un hijo que convive con uno solo de sus padres biológicos y la nueva pareja de éste.
La EAH considera una metodología alternativa para poder construir las familias ensambladas. Incluye la pregunta habitual sobre la relación de parentesco con el jefe/a de hogar e incorpora en el cuestionario donde se relevan los datos de los componentes del hogar dos preguntas a través de las cuales es posible identificar madres y padres con hijos convivientes menores de 25 años. Se destaca que la EAH capta a las familias ensambladas del núcleo que contiene al jefe/a y su cónyuge (núcleo primario). Es decir, el volumen de familias ensambladas que esta fuente provee sería el umbral de mínima, ya que no permite identificar los núcleos conyugales secundarios ni tampoco incluir a los hijos solteros de 25 años y más que conviven en el hogar, ni a los hijos menores de los componentes reincidentes del núcleo conyugal primario, que residen en otro hogar (Mazzeo, 2008).
La EAH 2009 contabilizó cerca de 28.000 familias ensambladas que representan el 2,3% del total de hogares de la Ciudad (Cuadro 44). Teniendo en cuenta sólo los hogares con núcleo completo, las familias ensambladas constituyen el 4,6% de ellos y el 9% de los hogares con núcleo completo que tienen hijos solteros menores de 25 años. Por otro lado, se observa que del total de familias ensambladas, el 55,7% tienen sólo hijos de parejas anteriores, y al 44,3% restante se le adicionan además hijos de la unión actual.
Cuadro 44 Distribución porcentual de los hogares por tipo de hogar y presencia de familia ensamblada. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
Poniendo ahora la mirada en el conjunto de hogares de núcleo conyugal completo (ambos cónyuges presentes), se los describe distinguiendo los hogares con familias ensambladas. En principio, se tiene en cuenta la estructura etaria del núcleo conyugal (Cuadro 45). Al comparar la composición de los hogares de familias ensambladas con el resto de los hogares de núcleo completo se observa que los cónyuges que pertenecen a familias ensambladas tienen una edad promedio menor a la de los cónyuges del resto de los hogares con núcleo completo. Esto se explica por la disminución de la edad al momento de la ruptura en las sucesivas generaciones, lo que aumenta las posibilidades de reincidir a edades menores.
Más de la mitad de las familias ensambladas se concentra en el grupo de edad, tanto del jefe/a como del cónyuge, de 30 a 49 años (54,6%), mientras que en el resto de los hogares de núcleo completo casi la mitad se encuentra, para ambos componentes del núcleo conyugal, en el grupo de 50 años y más (46,3%). Los cónyuges de las familias ensambladas son más jóvenes: el 89,8% son menores de 50 años, en tanto que en este grupo etario se ubica el 51,8% por ciento del resto de los hogares nucleares completos.
Cuadro 45 Distribución porcentual de los hogares con núcleo conyugal completo por grupo de edad de los jefes y cónyuges y tipo de hogar según presencia de familia ensamblada. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
El Cuadro 46 exhibe el peso relativo de los hogares con núcleo completo de familia ensamblada respecto del total de hogares según grupo de edad del jefe de hogar; en el de 30 a 49 años representa el 4,7% y en los menores de 30 años alcanza al 0,4%.
Cuadro 46 Porcentaje de hogares con núcleo completo de familia ensamblada respecto del total de hogares por grupo de edad del jefe de hogar. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
El tamaño medio de los hogares con núcleo completo es de 3,2 personas por hogar (Cuadro 47) y supera en 30% al del total de la Ciudad (2,5), diferencia atribuible a la alta proporción de hogares unipersonales de esta última. La diferencia es aún más pronunciada en las familias ensambladas: su tamaño medio es de 4,3 personas por hogar, valor esperable debido a la presencia de hijos de distintas uniones.
Cuadro 47 Tamaño medio del total de los hogares y de los hogares con núcleo conyugal completo por tipo de hogar y presencia de familia ensamblada. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
Se ha observado que la incidencia de hogares de familia ensamblada es mayor en los estratos bajos (Street, 2007). Ello se debe a las diferencias en el calendario de la conyugalidad y de la fecundidad, que en los estratos bajos es más temprano, y también a la mayor propensión de las mujeres de esos estratos a formar nuevas parejas para afrontar el sostenimiento económico del hogar.
El Cuadro 48 muestra los valores del ingreso total familiar (ITF) y del ingreso per cápita familiar (IPCF) por tipo de hogar. El IPCF del total de hogares de la Ciudad es 10% mayor que el de los hogares de núcleo conyugal completo; el correspondiente a los hogares con familias ensambladas es 27% menor al del total y 20% menor al del resto de hogares con núcleo conyugal completo. Obviamente, este indicador está afectado no sólo por los ingresos totales del hogar sino por el tamaño medio del hogar. El ITF del total de hogares de la Ciudad es menor que el de los hogares nucleares completos, pero como a la vez su tamaño medio es inferior, el IPCF resulta mayor. Para los hogares de núcleo conyugal completo y especialmente los de familia ensamblada cuyo tamaño medio es mayor, el IPCF es bastante inferior.
Cuadro 48 Ingreso total familiar (pesos) e ingreso per cápita familiar (pesos) del total de los hogares y de los hogares con núcleo conyugal completo por tipo de hogar. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
Considerando el quintil de ingreso per cápita del hogar como variable proxy del estrato social de pertenencia y teniendo en cuenta la distribución de los hogares según los quintiles de ingreso per cápita familiar, se aprecia que el 60,1% de los hogares de la Ciudad se concentran del 3° al 5° quintil (Cuadro 49). Este porcentaje se reduce en los hogares de núcleo conyugal completo, especialmente en los hogares con familia ensamblada (45,9%), los que se ubican, mayormente, en los estratos más pobres de la Ciudad.
Cuadro 49 Distribución porcentual del total de los hogares y de los hogares con núcleo conyugal completo por grupo de quintiles de ingreso per cápita familiar según tipo de hogar. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
6.6 Hogares con dos proveedores
En términos de provisión económica, el modelo dominante de familia ha sido el de "proveedor único", que responde a la división entre hombre-jefe-padre que aporta el sustento económico y mujer-cónyuge-madre que se dedica al cuidado de los hijos y mantenimiento del hogar. Este modelo (aún vigente en algunos sectores de la población) prevaleció hasta mediados de los ochenta, cuando las necesidades económicas y las transformaciones culturales promovieron un cambio de valores. Se redefinió la división del trabajo extradoméstico por género en las familias nucleares, en las etapas vitales más activas (Wainerman, 2005) y comienza a hablarse de hogares "con dos proveedores".
Desde esta perspectiva, se analiza la conformación de las parejas conyugales de las familias nucleares completas. El subuniverso corresponde a hogares nucleares completos con hijos solteros y mujer (jefa o cónyuge) de 20 a 60 años de edad. Los mismos representan el 24,6% del total de hogares de la Ciudad, el 48% de los conyugales completos y el 53% de los nucleares completos. El 71% del universo seleccionado, corresponde a hogares "con dos proveedores".
En los hogares nucleares completos con hijos y dos proveedores, las mujeres que forman parte de estas parejas conyugales en su mayoría tienen entre 30 y 44 años y menos de tres hijos que, principalmente, son menores de 13 años (Cuadro 50). El nivel educativo de casi la mitad de las mujeres se equipara con el de su pareja, y casi en una tercera parte de los hogares es mayor (Cuadro 51). Acerca de su posición en el hogar, en el 91% de los casos es cónyuge. Con relación a los aportes de la mujer al ingreso de la pareja conyugal el 43,7% de las mujeres contribuye menos que el varón, el 44,7% igual que éste y el 11,6% restante lo hace con más del 59% del total en común (Cuadro 52). Merecen ser destacadas las diferencias por posición de las mujeres en el hogar: el porcentaje de jefas que aportan más del 59% del ingreso de la pareja duplica al de las cónyuges; lo contrario sucede en las que contribuyen con menos del 40% del total.
Cuadro 50 Distribución porcentual de los hogares de núcleo conyugal completo de dos proveedores por características del hogar. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
Cuadro 51 Distribución porcentual de los hogares nucleares completos con hijos de dos proveedores por nivel educativo de la pareja conyugal. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
Cuadro 52 Distribución porcentual de los hogares con núcleo conyugal completo con hijos de dos proveedores ocupados por porcentaje de ingresos aportados por la mujer al ingreso de la pareja conyugal según posición de la mujer en el hogar. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
Los datos presentados muestran que, en la actualidad, muchas mujeres en pareja adquirieron la experiencia de salir a trabajar y que además, para algunas, implicó ser el principal sostén de la familia.
6.7 Arreglos residenciales de niños,
adolescentes y jóvenes solteros
En este apartado se analizan los arreglos residenciales de la población menor de 25 años soltera según la situación de convivencia con sus padres. Se excluye del análisis al 10% de la población menor de 25 años que al momento de la encuesta se encontraba en unión, separada, divorciada o viuda.
En el Cuadro 53, que presenta la distribución porcentual por situación de convivencia según sexo y grupo de edad, se aprecia que el 90,9% de los jóvenes conviven con sus padres: el 63% lo hace con ambos, el 24,6% sólo con la madre y el 3,3% sólo con el padre (Gráfico 23). Sólo el 9,1% restante de jóvenes solteros menores de 25 años vive en hogares en los cuales no están presentes uno o ambos padres.
Cuadro 53 Distribución porcentual de la población soltera menor de 25 años por situación de convivencia con los padres según sexo y grupo de edad. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
Gráfico 23 Distribución porcentual de la población soltera menor de 25 años por situación de convivencia con los padres. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
Los arreglos residenciales muestran diferencias por sexo y edad. La proporción de mujeres que vive sin sus padres es mayor que la de los varones en la misma situación, y en éstos, es ligeramente mayor la de los que conviven con ambos padres. Estos contrastes se evidencian en el grupo 20 a 24 años, donde las mujeres que viven sin los padres, registran un porcentaje cinco puntos porcentuales mayor a los varones del mismo grupo etario. Por otro lado, para ambos sexos se destaca, como era esperable, que con el aumento de la edad disminuye la convivencia con los padres. En contraposición, los que viven sin los padres representan el 4,8% entre los 10 y 19 años y trepan al 29,1% en el grupo 20 a 24 años. Esta tendencia es similar para ambos sexos.
La composición de los arreglos residenciales por zona (Cuadro 54), revela que en todas ellas predomina la convivencia con ambos padres. No obstante, pueden señalarse algunas diferencias: las Zonas A y B (norte y este) registran altos porcentajes de jóvenes que viven sin sus padres, y la Zona D (oeste) el de los jóvenes que conviven con ambos padres.
Cuadro 54 Distribución porcentual de la población soltera menor de 25 años por situación de convivencia con los padres según zona. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
6.8 Arreglos residenciales de los adultos mayores
El segmento de población llamado adultos mayores, en este apartado comprende a las personas de 60 años y más, y reúne al 22,8% de la población total de la Ciudad.
El 74% de esta población vive en hogares familiares, el 26% restante lo hace en hogares no familiares (Cuadro 55). Por cada 5 varones que viven en hogares familiares hay 1 que lo hace en un hogar no familiar; en cambio, 1 de cada 2 mujeres vive en hogares no familiares.
Cuadro 55 Distribución porcentual de la población de 60 años y más por sexo y tipo de hogar. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
Al observar la posición que el adulto mayor ocupa en el hogar (Cuadro 56) se destaca que el 66% es jefe de hogar y que, como lo indica el índice de masculinidad (115,5 varones por cada 100 mujeres), predominan los varones.
Cuadro 56 Distribución porcentual de la población de 60 años y más por sexo y condición de jefatura en el hogar e índice de masculinidad por condición de jefatura en el hogar. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009
Por último, se presenta la composición de los arreglos residenciales según grupo de edad y sexo (Cuadro 57). Cerca de una cuarta parte de ellos viven solos, poco más de un tercio vive con su cónyuge o pareja y el resto convive, sin su cónyuge, con otros familiares y/o no familiares. Existen diferencias notorias según sexo y grupo de edad (60 a 79 años, y 80 años y más): los varones, en ambos tramos etarios, mayormente viven con sus cónyuges o parejas, mientras que las mujeres lo hacen solas o con otros familiares. Explicaciones a estas diferentes distribuciones se encuentran, como ya se comentara, en la mayor reincidencia a la unión de los varones y la mayor longevidad de las mujeres.
Cuadro 57 Distribución porcentual de la población de 60 años y más por situación de convivencia según sexo y grupo de edad. Ciudad de Buenos Aires. Año 2009